Solsticios y equinoccios

Manu 56

 

   Como el  titulo de esta crónica podría calificar la autentica salida  la subida a la Covatilla en Salamanca, porque en el trayecto incluso en la instancia en la capital charra pudimos tener mil veces las cuatro estaciones del año en tan solo un fin de semana.
Rebobinemos  al jueves por la tarde en el momento cuando estaba dispuesto a subir la Madrileña (mi vespa mas viajera) al carro para que fuera ella la jefa de esta expedición al hielo de la Covatilla, cuando en la prueba final que hago a aquella elegida  dice que no quiere arrancar y dice que nanay de la china, no me doy por vencido y le cambio elcarburador, ¡tampoco¡ arranca, le miro mil cosas y todo parece estar bien todo pero ella se niega a pasar frio este fin de semana, a las 21´45 me doy por vencido y llamo a Isabel, para que elija ella la que quiere que  llevemos (ventajas y desventajas de tener más de dos)al final optamos por que fuera la Plástico la que nos acompañara, y dicho y hecho, prueba final perfecta y subida al carro, todo listo para la partida el Viernes.

06´30 de la mañana del viernes 30 de Enero del 2015, el despertador  se agita, y entre las sábanas yo me destapo, bostezo y me desperezo  a un lado y  a otro como gato que se relame y… ¡¡arriba¡¡, descorro las cortinas y veo que las luces de la noche están puestas, duchita para despejarme rápidamente  y  tomarme mi Cola Cao la mejor medicina del día.
Empieza a clarear el día cuando salgo hacia Valencia para recoger a Isabel, empezaba a salir el sol por el horizonte con las luces limpias de la mañana de oros intensos, el cielo azul limpio y  la carretera con poquito tráfico.

Recojo a Isabel con los ojos como platos y nos dirigimos hacia Buñol ya en la carretera Madrid para almorzar con los chicos de Vspcenter, Sergio  y el amigo Bartual que apareció por allí pero que no se quedo detrás por que el almuerzo fue de los buenos, se hablo de Vespas ¡¡Cómo no¡¡, y continuamos caminito que diría la canción, el día es perfecto para hacer kilómetros lo único que de vez en cuando sopla el viento de costado fuerte y el carro parece que derrapa jejeje, pero bien, pasamos los Madriles como los topos siempre por debajo, por este lugar de túneles interminables como abismos existentes hacia el infinito, sinónimo de refugio y escape  de personas que nunca se sabe sin van o vienen, es como esa frase que dice… A las cuatro de la mañana nunca se sabe si se es demasiado tarde o demasiado temprano, pues eso me pregunto yo siempre que paso por este lugar.

Salimos por fin dirección a La Coruña y el tiempo ya no era el mismo, las nubes cerraban por momentos el cielo y las gotas de agua empezaban a cubrir el cristal delantero del C4, atravesamos  la sierra de Guadarrama por el puerto de Guadarrama  en la carretera de La Coruña, N-VI y en el alto de los leones había una tormenta increíble de agua y viento,  nosotros aprovechamos para comer en el restaurante que en el alto  del puerto  existe, os lo recomiendo si pasáis por estos lares, sus carnes tremendas, y una curiosidad de este puerto que recibe el nombre de «Alto del León» por la estatua de un león hecha en piedra que hay en su cima.

Pasamos las provincias de Ávila y Segovia,  el tiempo era caprichoso y cambiante Isabel no dejaba de hacer fotos y el conducir era ya mas rutinario que una baldosa en el suelo, pero eso es normal cuando los viajes se hacen dentro de una lata con ruedas. A la llegada a Salamanca ubicada en la comarca del Campo de Salamanca, en plena meseta Norte, en la parte centro-oeste de la península ibérica, el tiempo era frio y con alguna gota de agua que más bien creo que eran de agua-nieve, dejamos las cosas en el hotel y bajamos a coger el Plástico para dar una vueltecilla por la noche Salmantina que a la luz de las farolas es preciosa, Patrimonio de la Humanidad, estuvimos viendo la Catedral Vieja y la Nueva, la Casa de las Conchas, la Plaza Mayor, el Convento de San Esteban

y hasta aquí llegamos por que en una alcantarilla del casco viejo y cuando la lluvia comenzaba a arreciar, note que la Vespa culeaba en exceso, y al bajarnos y pegar un vistazo pude ver que la rueda estaba pinchada…peroooo, ¡¡pinchada de narices¡¡,¿y ahora qué?,¡¡ pensemos¡¡…es tarde para un taller abierto, decidimos buscar una gasolinera  y probar a echar el tubo anti pinchazos, después de andar con ella cogida como un niño un buen rato, menos mal que era todo el trayecto  para abajo y vimos una gasolinera, echado el botecito de marras e hinchada la rueda, ¡¡perfecto¡¡ …nos duro trescientos metros, y nosotros allí, en una rotonda con la que caía, llamo a Rubén y me dice que está en diez minutos que nos parecieron media hora jejeje, el agua seguía cayendo con alegría, ¡¡por fin¡¡ aparece el bueno de Rubén, me lleva al hotel a por el carro mientras la pobre Isabelita se queda pasando un poco mas de frio hasta que lleguemos, se merece un monumento ella solita, porque frio os aseguro que hacía y agua caía.

Quedamos con Rubén para que el día siguiente nos lleve a un taller de ruedas que ya hablo con ellos la noche anterior y nos la arreglaran por la mañana, a las 8´15 estaba como un clavo el amigo Rubén en la puerta del hotel a por nosotros nos llevo y se fue, que ellos salían a las 9 para Bejar . Nosotros nos quedamos y cuando vino el señor del taller dijo que ellos no arreglaban esas motos , yo creo que lo que no tenia era ganas de trabajar, porque toda la herramienta la tenia, aquí sí que vi la subida a la covatilla perdida, me cabree y me di por vencido,  de nuevo al hotel para dejar el carro con la moto, ya nos dirigíamos hacia Bejar sin el carro ni la moto cuando me llama Ruben y dicen que están en la salida esperando a gente que faltaba, damos la vuelta y nos dirigimos para hacernos unas fotos con ellos.

Y estando con ellos no sé quien dijo ¿y por qué no te llevas la moto a Bejar que hay talleres  no es la capital y seguro que te la arreglan, de nuevo se me encendió la lucecita y vuelta al hotel coger carro y vespa y para el pueblo…y ¡¡¡milagroooo¡¡¡, aquí si había un taller, MOTOS CORTES  con ganas de trabajar y con diligencia y profesionalidad en media hora estaba cambiada la rueda del plástico, DESDE AQUÍ GRACIAS.  Desde este momento tomaba una nueva dinámica el día, ahora ¡¡si¡¡ podríamos subir a la cumbre  de la Covatilla, nos reunimos con los demás que ya estaban preparados para el almuerzo en Bejar que fue bueno y en abundancia en esta tierra de buenas  viandas, de jamón de bellota, de vacas pastoras y de ranas universitarias, y después del almuerzo llego la hora de la verdad, Isabelita estaba con mas capas que una lechuga y yo más de lo mismo, salimos por grupos, más que nada por seguridad en la carretera, pero según íbamos  adentrándonos en el corazón de la Sierra de Bejar el tiempo parecía ir arropándonos con sus mejores galas de nubes color gris plomizo, el aire soplaba con más fuerza y la carretera se transformaba en serpiente con mil curvas, la llovizna helada en la superficie de la carretera advertía la singularidad de esta ruta hacia la cumbre que por otra parte era preciosa, mirabas hacia arriba nubes amenazantes, mirabas para abajo del puerto y el sol deslumbraba en las tierras bajas de esta preciosa sierra, mientras tanto y según nos acercábamos a la cumbre la ruta tiene 18 km a una pendiente media del 5,7%, con tramos de hasta el 16,4%, con estas pendientes el Plástico se “retorcía” para salvarlas con dignidad Vespera, comenzamos el último tramo hasta la cumbre y el más peligroso, miré un momento para atrás y la hilera de Vespas parecían un pelotón ciclista se mantenían a rueda unas a otras a sabiendas que la subida era lo suficientemente dura como para no quemarse al principio, si a esto le sumamos el hielo que ya se notaba incluso en las rectas y la cantidad de la nieve en las cunetas se estaba poniendo interesante y para “guerreros” curtidos en mil batallas Vesperiles como los que estábamos en este evento un reto y una ilusión, por fin la niebla nos envolvió con su blanco manto, la visibilidad mermo y el frío se intensifico ya en la cumbre, llegamos ¡¡por fin¡¡, alguna vespa rodo por el suelo estando prácticamente parada, no era para menos, el hielo ahora sí, era un aliado para dar con nuestros huesos en el suelo, las fotos y el ver hasta donde se podía ver fueron en los minutos que estuvimos en la cumbre de la Covatilla nuestro principal “trabajo”, la foto de rigor con el grupo y para abajo, con cuidado extremo en el primer tramo que era al más duro de ahí hasta el pueblecito donde nos daría un caldito que hacia revivir a un santo, de aquí a Candelario con muros anchos de piedra, grandes balcones de madera y las célebres batipuertas, la ruta por un camino rural impresionante por sus paisajes y sus ríos de álbum de fotos, rodeado de espectaculares bosques de robles y castaños en la comarca de la Sierra de Béjar colonia de pastores asturianos hace muchos años según me contaron, siguiendo la impresionante ruta por estos parajes paramos de nuevo en esta ocasión en El Castañar a 1080 metros de altitud para ver la plaza más antigua de España (La Ancianita), espectacular no dejéis de visitarla si por estos lares venís, asientos de piedra y construida con maderas enrejadas donde los oles se oían si acercabas tus oídos a sus viejos muros.

De aquí nos fuimos directos al restaurante donde dimos buena cuenta de la comida que en cantidad nos ofrecieron los amigos del Vespa Club Salamanca en Bejar, en los postres nos sorprendieron regalándonos dos chuletones de buey a cada uno de un kilo de peso cada uno  al amigo Sevillano y a nosotros que no se los salta un torero, increíbles, auténticos y con la denominación de origen Salmantino y que daremos buena cuenta de ellos en familia parta que ellos también puedan comer esta exquisitez, luego vino el sorteo que también toco alguna cosilla y mientras fuera la nieve caía con fuerza y en un abrir y cerrar de ojos salía el sol ¡¡sorprendente¡¡ la naturaleza es caprichosa, incomprendida y bella a la vez.

Y llego la hora de la despedida para muchos amigos, otros pocos cenaríamos juntos en Salamanca, y aquí quiero hacer un pequeño inciso para dar un pequeño estirón de orejas a aquellos que no se apuntaron a la cena ( sé que todos tendrían sus motivos), pero para mí este último acto de la salida invernal debería ser un pequeño  homenaje a esos amigos del Vespa Club Salamanca   que durante un año estuvieron trabajando para que nosotros en apenas día y medio disfrutáramos y no nos faltara nada en nuestra instancia en esta increíble tierra Castellana, dicho esto poco más que decir, salvo dar las gracias a Rubén cabeza visible de este  Vespa Club Salamanca y hombre para todo, dar la enhorabuena a todo el Club en general por su trabajo bien hecho y animarlos a que esta subida a la Covatilla siga muchos años más para que podamos vernos año tras año.

Ya poco mas os puedo contar, el regreso a casa el Domingo seria largo de contar por que como es natural en mi… sales… pero nunca se por donde ire y os aseguro que el regreso os lo contare en otra ocasión, no por problemas si no por todo lo increible que pudimos ver en una ruta empezando por el peculiar bar de Javi en Guijuelo, Español donde los haya, despues la ruta por las dehesas salmantinas, la AV-103 iva  pasando por pueblos como Cespedosa de Tormes, Gallegos de Solmiron,  en la provincia de Avila, San Bartolome de Corneja, Palacios de Corneja, Piedrahita, que decir del valle del Corneja, la sierra de Villafranca y el monte de la Jura nevados en estos frios dias pasando por las casas del puerto en el puerto de villatoro a 1386 metros de altitud, hasta Muñogalindo y llegar a Avila, Madrid, Valencia y San Juan de Moro (Castellon), mi casa, mi nido, mi retiro…mi mundo.
Ser felices
En casa sin novedad
Manuel M.