¡¡¡ Tito, Alfonso y otras cosas del querer !!!

 

   Hace tiempo que sigo el blog de Tito cuyo enlace se ha publicado en moterosdesalamanca. Es un blog curioso como lo es el propio Tito. Genio y figura.

            El caso es que este artículo de hoy versa sobre un grupo de entusiastas que pulula por esta nuestra Salamanca y al que tanto Javi como yo nos sentimos muy próximos. Es increíble ver el entusiasmo que Tito y Alfonso ponen en este tema tan peculiar que son las motos clásicas. Siempre que podemos nos gusta ir a ver que está cociendo Alfonso en ese taller que tiene en su casa y que nos deja continuamente perplejos. Es una envidia la que yo particularmente siento cada vez que entro en ese “sancta sanctorum” que sueño con poder hacer lo mismo algún día hasta que claro, tropiezo con la cruda realidad de mi propia torpeza que es la que en realidad me impide hacer algo remotamente parecido.

            El mundo de las clásicas, es en las motos el último reducto de la verdad de las motos. Es la parcela donde la mecánica es la mecánica y no un compendio de circuitos electrónicos, de “chips” inteligentes que transforman las motos en maravillosas alfombras voladoras con niveles de seguridad, confort y eficacia impensables hace sólo unos años. Pero son esas maravillas tecnológicas las que enmascaran la verdadera esencia de la moto, un vehículo que no sólo sirve para desplazarse del punto A al B sin más.

            Cuando Alfonso arranca esa Indian que a pesar de los años arranca a la primera, sientes las pulsaciones de su motor y cosas como el embrague de mano, el tener que regular constantemente la entrada de la gasolina transforman ese vehículo en una maravilla que te transporta a tiempos pretéritos en los que manejar esa máquina, en carreteras que nada tienen que ver con las actuales, con neumáticos con tacto casi de madera suponían una aventura en sí misma.

            Sin llegar a esos niveles, arrancar por ejemplo un bóxer de BMW de los años 80 como la R90S y poder rodar sintiendo todo lo que la moto te va transmitiendo, las vibraciones, sentir como la suspensión va trabajando, mover el cambio con decisión a la vez que ese “clonk” de la palanca te atraviesa cada vez que suena, ese sonido casi “natural” que sale de los escapes es una experiencia difícilmente alcanzable con las motos de hoy en día, teniendo en cuenta que si la tienes cuidada y en orden como la de Tito, puedes ir hasta donde te lo propongas porque si se para sabrá por qué y como solucionarlo, ahora si se te para una de última generación hasta ahí llegaste y seguro que la R90 se despedirá de ti con una sonrisa y su balanceo típico de bóxer.

            Ahora Javi anda por ahí disfrutando de su KZ y yo de mi K1. Somos unos “piltrafillas” al lado de monstruos como Alfonso y Tito, pero bueno, todo se andará porque ilusión y ganas no nos faltan y cosas tan poco prosaicas como el tiempo, el conocimiento y el dinero lo intentaremos suplir con la ilusión, paciencia y una caña o varias si es menester. Ando yo detrás de una R100 que yo creo que si mi madre me adelanta algo de “paga” lo mismo… la lío.

            Gracias a gente como Alfonso, como Tito, como Antonio también, podemos disfrutar viendo, sintiendo y oyendo esas maravillas mientras intentamos retener la baba para que no se nos caiga de la boca. Gracias a gente como Tito podemos además saber más de ese mundillo a través de su Blog.

            Desde aquí rompo una lanza por ellos y por todos  aquellos que quieren mantener la esencia de las motos.