¡¡¡ AÑO VIEJO AÑO NUEVO !!!

 

           Se acaba un año y se avecina otro y esto, lejos de ser una novedad pasa todos los años y como todos los años hacemos balance, como decía la canción, de lo bueno y malo, y ya forma parte de la tradición no escrita hacer un montón de propósitos más o menos creíbles para el nuevo año.

          La verdad es que ha sido un año muy duro para la mayoría de la gente, sobre todo, porque lo que ha hecho este año ha sido añadir más dureza a años que ya venían siendo difíciles. Todos en nuestro entorno hemos tenido allegados, familiares, amigos o conocidos a los que la crisis ha dejado sin trabajo, o sin empresa o ha reducido sus ingresos o cualquier otro daño colateral.

          Lo cierto es que la alegría se ha reducido y es penoso ver como alrededor no existe ese contento e incluso a veces se refleja en tristeza en las propias caras de la gente. Cuando en tu día a día sólo ves problemas y más problemas al final eso se traslada a tu vida personal y se transforma en apatía, en pocas ganas de hacer cosas y no te comportas con el desparpajo que habitualmente tienes. Eso al menos a mí, me ocurre. Sin saber muy bien por qué y lo que es más triste, sin pararte siquiera a analizarlo, dejas de hacer las cosas que normalmente haces y sólo te das cuenta cuando alguien te dice – Eh!, ¿qué pasa contigo, que he dejado de verte por aquí? –

          En realidad lo que sucede es que nos hemos vuelto tontos y abducidos por una especie de fiebre consumista que nos lleva a pensar que sin tener las espaldas bien cubiertas no podemos hacer nada y hemos dejado de darle importancia a las pequeñas cosas que nos aportan los momento de verdadera felicidad, que son efímeros, pequeños, pasajeros pero que no sabemos aprovechar.

          El otro día estaba con Javi tomando un pincho y una caña. 4 euros. Lo alargamos y fuera de nuestro entorno habitual pasamos un rato muy agradable. Coincidió además que se unieron a nosotros familiares a los que vemos muy poco. Nos reímos un rato largo recordando cosas.

         Luego, simplemente, dimos un paseo por la Plaza Mayor en un día de esos que hacen famosa a nuestra ciudad, con frío, mucho frío pero con un sol y una luz que hace que la piedra de las fachadas de piedra de Villamayor tenga ese color mágico y desconcertante. Nos quedamos un rato en el medio de la Plaza charlando y haciéndonos bromas. Miraba a mi alrededor y veía a más gente haciendo lo mismo, simplemente disfrutando del momento, de los amigos, de los familiares, de los niños… 4 euros. Quizás en otras circunstancias hubiésemos tomado dos o tres cañas más e incluso nos hubiéramos ido a comer por ahí, pero esta vez no. Podríamos haber ido a comer a su casa, o a la mía y por la tercera parte de lo que nos cuesta en un restaurante habríamos compartido una buena sobremesa y haber continuado disfrutando de la compañía de una agradable tertulia, pero no lo hicimos y simplemente nos quedamos un rato ahí. Por suerte, en nuestro caso, podríamos haberlo hecho pero no hizo falta.

          No sabemos aprovechar esos cortos momentos y parece que hasta no queremos hacerlo, que nos cuesta porque no tenemos delante un vino de 30 € con un menú de 50 euros. Y eso parece que nos pasa con las motos. Parece que es necesario tener siempre el último modelo, el último casco, los últimos guantes. Recuerdo mis primeras salidas en moto, con lo básico y como poco a poco me fui equipando, cada vez una cosa, hoy las botas, en un tiempo los pantalones de cordura, entonces era sólo gore-tex, y así hasta terminar de equiparme. Me acuerdo que los guantes había que cambiarlos porque se deshilachaban, y sólo entonces te animabas a hacerlo. Ahora parece que si no llevamos el último grito en no se qué no nos vale. Cierto es que la tecnología avanza y que los materiales mejoran y dan más protección pero se nos va la cabeza con estas cosas.

          Hacer una ruta de vez en cuando y disfrutar de lo que nos gusta con la gente que nos gusta es algo difícil de superar y cuando paramos con amigos ante una vista espectacular un día de ensueño de esos que de tanto en tanto salen para ir en moto, es un momento de felicidad que no sabemos aprovechar. Quizás he tenido que hacer un esfuerzo para estar ahí, simplemente para salir de casa y gastarme casi veinte euros en gasolina y 2 euros en un café y a lo mejor tengo que tardar en salir porque necesito el dinero para otras cosas, pero sólo pienso en eso, en que tardaré en salir y no aprovecho el instante, el momento corto y rápido pero que es lo que me da la vida.

          Mi único propósito para este año es simplemente saber disfrutar de mis pequeños momentos y lo que haga, sea mucho o poco, que me merezca la pena hacerlo. Quiero saborear y recrearme en la pequeñas cosas y que las demás sean, simplemente, un regalo. No haré tantas cosas como otros años pero me comprometo, conmigo mismo y con los que compartan ese momento, a recrearme en él y a disfrutarlo como si fuera el último, porque además pudiera serlo. Todo pasa en 30 segundos incluidas las desgracias y nada de lo que no hayas hecho, si llega ese desgraciado momento, sirve para nada.

 

          FELIZ Y PROSPERO AÑO NUEVO A TODOS!!!!!!