Hola
amigos. Como muchos ya sabéis, me he comprado otra moto.
Esto, que parece que en sí mismo no es ninguna novedad para
mí, en esta ocasión si lo es y voy a explicarlo.
Yo ya tengo una
moto, mi Ducati picadora de carne que funciona de lujo. Es
cómoda, diferente, rápida y con sus maletas y top case
puedes ir cargado hasta arriba. Para mí, es difícil que
exista una alternativa mejor que esta; las hay más cómodas,
más rápidas, más modernas y para muchos seguro que más
bonitas. Pero no son mi Multistrada. Difícil de explicar, ya
lo sé, pero a estas alturas, los que me conocéis sabéis que
yo no me rijo por los estándares habituales, no por
pretender ser diferente, sino porque soy así. Que le voy a
hacer.
El caso es que el
veneno del circuito me picó en Albacete. Me encanta curvear,
y nuestra provincia tiene sitios muy buenos para hacerlo
pero me ha ocurrido que después de Albacete, mi primera
salida a carretera fue un desastre. Iba con miedo,
incómodo. Y nunca me había pasado. He vuelto a salir y con
la misma sensación. Así que tomé la decisión de que si
quiero curvear a tope lo suyo es hacerlo en un circuito.
Yo no pretendo batir
ningún record, ni bajar tiempos por vuelta ni adelantar a
nadie en particular. Lo que quiero es vivir mis sensaciones
sin más peligro que el intrínseco a ir rápido. Quiero sólo
preocuparme de entrar bien en la curva, de frenar en el
sitio adecuado y de tumbar todo lo que pueda o sepa sin
estar pendiente del guardarrail, del coche que sale de un
cruce, del ciclista que me encuentro en una curva ciega, de
la gravilla o el gasoil o el aceite, etc. Me da igual si me
adelantan o adelanto pero quiero disfrutar de mi pasión.
Para ello, mi Multi
no es la adecuada y por eso he comprado la Triumph. Como es
lógico, todo esto tiene un coste económico añadido que irá
en detrimento de la carretera y tendré que compaginar ambas
cosas como pueda, teniendo claro, eso sí, que a la carretera
saldré con otra mentalidad. Nada de esto se puede hacer sin
la colaboración de la familia porque siempre al final es la
que sale perjudicada y quiero también desde aquí, hacer una
mención y un homenaje a ellos. Todo esto siempre va contra
otras cosas que se pueden hacer y tengo la suerte, la gran
suerte de que me lo permiten a coste de sacrificar esas
otras cosas. Soy consciente de ello y por eso quiero
reflejar aquí ese agradecimiento que no siempre se transmite
o se sabe transmitir.
También quiero
contar que normalmente la compra de un vehículo usado suele
ser muy fría en el sentido de que hay una llamada, una
negociación y un intercambio de dinero y papeles. Punto. En
este caso también he tenido la suerte de encontrarme a un
personaje Kiko, de Lérida, que está casi peor que yo. Cuando
fui a buscar la moto, me invitó a su casa a comer,
ofreciéndome alojamiento incluso para pasar allí la noche y
tanto él como su mujer me trataron como si me conocieran de
toda la vida. En un mundo frío y cada vez más deshumanizado,
encontrarte con este tipo de gente hace pensar que quizás no
seamos un caso perdido y que un intercambio de algo tan
material como un trozo de hierro y dinero, se puede
convertir en una experiencia gratificante. Seguramente Kiko
y su mujer sean un oasis humano en medio de un desierto,
pero prefiero pensar que en este mundo hay más Kikos.
En fin, lo que
quería decir es que soy un tipo con suerte, suerte de tener
la familia que tengo, los amigos que tengo y debo
acostumbrarme a pensar en ello cuando las cosas se tuercen.
|