¡¡¡ Un tipo con suerte. !!!

 

          Hola amigos. Como muchos ya sabéis, me he comprado otra moto. Esto, que parece que en sí mismo no es ninguna novedad para mí, en esta ocasión si lo es y voy a explicarlo.

          Yo ya tengo una moto, mi Ducati picadora de carne que funciona de lujo. Es cómoda, diferente, rápida y con sus maletas y top case puedes ir cargado hasta arriba. Para mí, es difícil que exista una alternativa mejor que esta; las hay más cómodas, más rápidas, más modernas y para muchos seguro que más bonitas. Pero no son mi Multistrada. Difícil de explicar, ya lo sé, pero a estas alturas, los que me conocéis sabéis que yo no me rijo por los estándares habituales, no por pretender ser diferente, sino porque soy así. Que le voy a hacer.

          El caso es que el veneno del circuito me picó en Albacete. Me encanta curvear, y nuestra provincia tiene sitios muy buenos para hacerlo pero me ha ocurrido que después de Albacete, mi primera salida a  carretera fue un desastre. Iba con miedo, incómodo. Y nunca me había pasado. He vuelto a salir y con la misma sensación. Así que tomé la decisión de que si quiero curvear a tope lo suyo es hacerlo en un circuito.

          Yo no pretendo batir ningún record, ni bajar tiempos por vuelta ni adelantar a nadie en particular. Lo que quiero es vivir mis sensaciones sin más peligro que el intrínseco a ir rápido. Quiero sólo preocuparme de entrar bien en la curva, de frenar en el sitio adecuado y de tumbar todo lo que pueda o sepa sin estar pendiente del guardarrail, del coche que sale de un cruce, del ciclista que me encuentro en una curva ciega, de la gravilla o el gasoil o el aceite, etc. Me da igual si me adelantan o adelanto pero quiero disfrutar de mi pasión.

          Para ello, mi Multi no es la adecuada y por eso he comprado la Triumph. Como es lógico, todo esto tiene un coste económico añadido que irá en detrimento de la carretera y tendré que compaginar ambas cosas como pueda, teniendo claro, eso sí, que a la carretera saldré con otra mentalidad. Nada de esto se puede hacer sin la colaboración de la familia porque siempre al final es la que sale perjudicada y quiero también desde aquí, hacer una mención y un homenaje a ellos. Todo esto siempre va contra otras cosas que se pueden hacer y tengo la suerte, la gran suerte de que me lo permiten a coste de sacrificar esas otras cosas. Soy consciente de ello y por eso quiero reflejar aquí ese agradecimiento que no siempre se transmite o se sabe transmitir.

          También quiero contar que normalmente la compra de un vehículo usado suele ser muy fría en el sentido de que hay una llamada, una negociación y un intercambio de dinero y papeles. Punto. En este caso también he tenido la suerte de encontrarme a un personaje Kiko, de Lérida, que está casi peor que yo. Cuando fui a buscar la moto, me invitó a su casa a comer, ofreciéndome alojamiento incluso para pasar allí la noche y tanto él como su mujer me trataron como si me conocieran de toda la vida. En un mundo frío y cada vez más deshumanizado, encontrarte con este tipo de gente hace pensar que quizás no seamos un caso perdido y que un intercambio de algo tan material como un trozo de hierro y dinero, se puede convertir en una experiencia gratificante. Seguramente Kiko y su mujer sean un oasis humano en medio de un desierto, pero prefiero pensar que en este mundo hay más Kikos.

          En fin, lo que quería decir es que soy un tipo con suerte, suerte de tener la familia que tengo, los amigos que tengo y debo acostumbrarme a pensar en ello cuando las cosas se tuercen.