Como ya anunció Javi en nuestra web,
nuestro único patrocinador cierra sus puertas. Más allá de
lo que nos ha apoyado sin pedir nunca nada a cambio, este
escrito no pretende ser una pataleta por perder a este
patrocinador, sino un grito de pura impotencia ante una
situación injusta. El sábado pasado acudimos unos cuantos
moteros, y otros que no lo son, a echar una mano para
desmontar la tienda. Es una mudanza que nunca habría querido
hacer.
Los negocios son negocios.
Esto es así, lo que pasa es que detrás de los negocios están
las personas y hay tanta disparidad de negocios como de
personas. Todos conocemos casos de empresarios, grandes y
pequeños que son auténticos explotadores como también
conocemos todos casos de trabajadores que son verdaderos
caraduras. Es lo que tiene la diversidad, que hay de todo.
Hay negocios que son verdaderos artistas de la economía
sumergida y de la facturación sin IVA y eludiendo impuestos
en general y hay negocios que cumplen a rajatabla con todos
sus compromisos. De nuevo la diversidad.
Maite, “Maitechu Mía” como yo la
llamo no es perfecta, claro que no. Todos podemos hacer
mejor o peor las cosas y nunca, nunca, seremos perfectos ni
los mejores haciendo las cosas. Quizás pudo haber hecho las
cosas distintas y habría ido mejor o quizás haciendo esas
cosas distintas hubiese durado mucho menos. Nunca lo
sabremos. Pero sí hay algo que los que la conocemos lo
sabemos: el esfuerzo, la ilusión, las ganas, la
profesionalidad, su simpatía y empatía. Eso si lo sabemos.
Nunca faltó a sus compromisos, ni con sus empleados ni con
sus proveedores y nunca le faltó una sonrisa incluso para
solucionar cosas que no le competían. Yo he visto a gente
llegarle con problemas, sobre todo gente mayor o que no
entendía nada de los teléfonos ni de la telefonía y que
gracias a la posición dominante de los grandes operadores
que siempre al final te dan cosas que ni quieres ni
necesitas contratar y Maite les atendía siempre con una
paciencia infinita, cuando hubiese sido más fácil darles un
teléfono de atención al cliente y fuera. Pero claro, es que
Maite no es así.
Ver la cantidad de clientes que han
pasado a despedirse de Maite al enterarse que cerraba, como
sus vecinos de negocio la han animado y consolado, significa
que Maite y su negocio son algo más que una venta puntual.
No es justo. Y no lo es porque Maite
nunca ha pisado a nadie para conseguir una venta y tampoco
ha hecho cosas extrañas que otros si hacen, y todos lo
sabemos, para decirte que te vendía algo que luego no era
así. No es justo porque mientras las grandes multinacionales
aumentan sus beneficios siempre, incluso con crisis, los
distribuidores y franquiciados se hunden agobiados por
políticas comerciales extrañas y cambiantes. Ahora eres
bueno, ahora eres malo, ahora te beneficio ahora te
penalizo, ahora te promociono, ahora te paralizo, ahora
puedes ir allí, ahora ya no. Pero eso sí, tu a poner horas,
trabajo y dinero.
Maitechu Mía, no te lo mereces. O a
lo mejor si. A lo mejor te mereces un tiempo de descanso, de
reordenamiento, de no pensar que pasará a final de este mes
y en la puñetera liquidación, ni en tu cuenta bancaria, ni
en si la maldita página web del operador no te jugará una
mala pasada y no puedes dar de alta al cliente… Si. A lo
mejor lo mereces, eso y que te vengan cosas mejores. Esto no
es un paso atrás, y si lo fuera es simplemente para coger
impulso y dar dos hacia delante.
Maitechu Mía, como dijo Nati Abascal
después de una copitas “Te quiero musssssccio”
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