ESTOY DE MALA UVA!!!
Hoy leo una
noticia, que lejos de alegrarme, me sume en una cierta
tristeza; “Se inaugura un nuevo tramo de autovía entre
Encinas y Santa Marta”.
Vale. Estoy de
acuerdo con que es mejor tener autovía que no tenerla.
¡Valiente majadero sería si no pensara así! Es evidente.
Ahora bien, si lo pensamos con perspectiva y frialdad, me
ataca una mala uva que no te cuento. ¿Por qué? Pues porque
es el síntoma claro de la situación que vivimos los
salmantinos y los que no lo son pero están aquí.
Lejos de
ideologías, de formas de pensar y de cualquier tipo de
política, es indignante que una autovía como la de
Madrid-Salamanca esté aún, en la situación que está. Nadie
con dos dedos de frente se planteará que es una obra
complicada. No tiene de presiones, no tiene montaña, no hay
acuíferos caudalosos, no hay grandes (ni pequeños) núcleos
de población. No. No tiene nada, y sin embargo lleva un
retraso temeroso. Decía que es indignante, porque más allá
de la comodidad que supone a una persona la utilización de
la autovía, o de la seguridad que esta supone, hay todo un
desarrollo de la actividad económica que se deriva de esa
autovía.
A nadie se le
escapa, que hoy en día, la Universidad y el Turismo son
fuentes de ingreso básicas para esta ciudad. Y esa autovía
es fundamental para eso. La organización de grandes e
importantes Congresos, Seminarios, Simposios, Cursos por
parte de la Universidad que atraen gran número de personas
de buen nivel socioeconómico, que te hace aparecer en
numerosos medios a nivel nacional, que contribuyen a la
segunda industria, la del Turismo con su presencia, con el
boca a boca, con la difusión mediática. Todo eso se ve en
entredicho.
Igualmente,
hemos perdido el carro de la industria, porque un empresario
ni se podía plantear la ubicación de cualquier tipo de
industria en Salamanca, ¿Por donde iba a sacar su producto?
¿O lograr que sus clientes vengan a verle? Salvo el caso de
Guijuelo, que por razones obvias, no puede moverse de allí,
el resto no tienen nada que hacer.
Todo esto,
alguien pensará, que qué narices tiene que ver con nuestros
Moteros de Salamanca. Pues tiene que ver, porque esa
indolencia de nuestra clase política en defender nuestras
cosas, nuestro progreso y nuestro futuro, también se
traslada a nuestra afición. Miramos cerca. Valladolid. La
inversión a realizar con el tratamiento de los Guardarraíles
está a años luz de la nuestra, y cualquier persona que lo
analice con algo de mimo, se dará cuenta que nuestra sierra
y nuestras carreteras triplican, como mínimo, el número de
curvas.
Sin embargo,
en un ejercicio de autocrítica, al final uno llega a la
conclusión que el problema de raíz tiene que ver, más que
con los políticos, con el propio carácter salmantino. ¡Qué
nadie se rasgue las vestiduras! Yo soy salmantino como el
que más o más que el que más, pero los políticos son de
aquí, de uno u otro signo pero son de aquí, y siempre la
misma indolencia e ineficacia. Pero es que organices lo que
organices, es complicadísimo organizar nada, nos cuesta
movernos una barbaridad y hagamos lo que hagamos, nos
cansamos enseguida. Luego eso sí, criticar se nos da de
lujo. No es una cuestión de los moteros. No. Es una cuestión
de todo, de los moteros, del deporte, de las cofradías de
Semana Santa, de la organización de eventos, etc.
Los
salmantinos somos así. ¿Es malo? Pues quizás no, pero a los
inquietos, nos lo hace pasar muy mal. |