Los moteros, por tradición y creo que por convicción, hemos
sido siempre solidarios, sobre todo con los nuestros. Desde
que yo era pequeño e iba con mi padre en el coche, siempre
he visto que cuando se cruzaban dos moteros se saludaban y
eso me dejaba alucinado. Todavía recuerdo la primera vez que
yo me crucé con otro motero y nos saludamos; un escalofrío
me recorrió el cuerpo y fue como si de repente hubiese
traspasado una puerta y me hubiese introducido en un mundo
particular. Era como el espaldarazo de decir: “Ahora eres
oficialmente un motero”.
Recuerdo mis primeros
viajes de largo recorrido con mi BMW R100RS. Me daba igual
la lluvia, la nieve, la niebla; Hice viajes por sitios y en
unas condiciones que ahora ni me plantearía. En ellos,
deseaba cruzarme con algún otro loco e incluso me llegaba a
saludar con la Guardia Civil, costumbre que incluso hoy en
día mantengo. Ellos son moteros aunque alguno se empeñe en
complicarnos a veces la vida.
En esos viajes, aunque no
deseo ningún mal a nadie, estaba deseando casi, encontrarme
con algún motero averiado para certificar y demostrar mi
condición de motero solidario ante el mundo. Igualmente, por
cuestiones de trabajo siempre he hecho miles de kilómetros
en coche, y cuando he visto algún motero parado, he detenido
ni coche para ver si se necesitaba mi ayuda de alguna
manera.
El otro día, charlando en
el Western con el amigo Parro, me contó que había estado
parado en la carretera, con la moto, el casco en el suelo
como si realmente tuviese algún problema y ninguna moto de
las que pasaron, y fueron varias, se dignaron en detenerse y
ni siquiera en hacer un gesto con el pulgar hacia arriba,
señal inequívoca, en el lenguaje mundial de los gestos, de
que todo va bien.
Sin embargo, el colmo de
los colmos, para mi, fue el III Encuentro de Moteros
Solidarios en La Cistérniga. Indudablemente, vamos todos un
tanto al límite, en cuestiones de trabajo, de dinero, de
tiempo, de familia, en definitiva, de muchas cosas. Ahora
bien, que en un Encuentro Solidario, cuyo primer objetivo es
ese, ser solidario, no acuda nadie me parece increíble.
Todos los que montamos en
moto somos conscientes del peligro que corremos. Los
accidentes están a la orden del día, y cualquiera de
nosotros somos susceptibles de sufrir uno de ellos. Si
sucede, llegarán las asistencias sanitarias, y si
necesitamos sangre, ¿qué harán? ¿Ponernos horchata para
sustituirla? Porque desde luego, si es porque los moteros de
Salamanca la han ido a donar, no habrá. ¿Sabéis cuantos
moteros de Salamanca acudieron al llamamiento para donar
sangre? Tres. Claro que, como dijo alguno, al llamarse III
Encuentro Moteros Solidarios pues eso, fuimos tres.
Muy triste. En La
Cistérniga nos encontramos un ambiente fabuloso. Moteros de
sitios muy diversos; gallegos, madrileños, pucelanos,
burgaleses, vascos, zamoranos, cántabros. La ruta fue
increíble; Yo no he hecho nunca un ruta con tantas motos a
mi alrededor, que en ocasiones era hasta molesto. Gente con
una sola idea, LA DE SER SOLIDARIOS, en un fin de semana
que, además, anunciaba y amenazaba mucha lluvia.128
donaciones de sangre y más 60 rechazados por diversas
razones, lo cual significa que, en realidad, más de 200
moteros quisieron donar sangre. De Salamanca, TRES.
Tristísimo. Todos tenemos tiempo de ir a Capeas, a Rutas que
nos invitan a pinchos, a tomar un cocido a Santo Cojones de
la Roca. Y todo eso está muy bien, ¡Claro que está muy bien!
Pero eso sí, SOLIDARIO QUE SEA EL OTRO. Como los accidentes,
QUE SIEMPRE LE PASAN A OTROS, y los que necesitan una
transfusión de sangre, SIEMPRE SON OTROS.
Desde aquí, hay que dar un
tirón de orejas fuerte a los motoclubs de Salamanca, que ni
animaron ni promovieron esta actividad. No basta con
anunciarla, pensando así que es una más y que ya hemos
cumplido. Hay que promoverla, animarla y sobre todo, asistir
en representación oficial.
En definitiva; MOTEROS
SOLIDARIOS 1 – SALAMANCA 0
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