Silencios de Motocicleta

 

             La moto es para mí como los silencios de las partituras de una sinfonía. Pasan desapercibidos, pero si faltaran... la obra sería incompleta y sin sentido.

            En esa obra genial que es la vida, lleno mi particular partitura, de notas, día tras día, con la suerte de que las que más se repiten suenan bien y con alegría, las personas que quieres, tus amigos, tu familia, tus logros, forman la melodía.

            Siempre existe en contrapunto, notas graves, como tañidas por campanas gruesas y oscuras, que parecen nublar por momentos, el ritmo allegro ma non troppo que marca el compás, mas se disipan como nubes de verano por la fuerza de otras notas, y por mis venerados silencios.

            Silencios que me acompañan entre el asfalto y la línea continua de la vida haciendo que las notas impuestas por las parcas sean más llevaderas, y que las insufladas por la flauta de Pan perduren y se saboreen con menor impaciencia.

            En los silencios, adopto una postura casi fetal, muy apropiada para la introspección, lo cual me lleva a pensamientos propios de la odisea kubrickiana, aunque no me dejo arrastrar tanto en mi pasión como para equiparar su monolito con mi fiel moto rutera.

            A veces en la carretera parece que sales de la partitura por un instante y sólo entonces eres consciente con mayúsculas de lo que realmente te rodea. Un pensamiento éste también muy cinematográfico, pues la ruta para mí, es como para el maestro Woody Allen, sus constantes incursiones en los cines, llegando quizás al paroxismo o no, con su púrpura rosa, rosa exótica del Cairo, que tal vez al fin Lawence de Arabia encontró o apenas si alcanzó con la punta de los dedos.

            Ensoñaciones de medianoche en plena mañana chispean entre el ronroneo del cambio de marcha y luce entre las agujas del cuenta revoluciones la percepción de que si por un momento se apagan los brillos de mi razón, en pos de molinos de viento, la curva tornara en cerrada, y éste será el fin del cuento.

 

José Manuel Guijo Cordón